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Cultivemos la Esperanza

A project log for PR-Holonet: Disaster Area Emergency Comms

An easy to build, setup, and use emergency communicator for disaster-struck zones with no working power or comms infrastructure.

inventiveprototypesinventive.prototypes 04/22/2018 at 23:210 Comments

Pasó un mes y medio antes de poder saber algo de papi. Pasaron 2.5 meses antes de poder escucharlo. En esos meses descubrí la diferencia entre no poder hablar con mi familia por no tener tiempo  y no poder hablar con mi familia porque no habían maneras disponibles y sin saber cuándo o cómo podría o si sería posible. 

Quiero que este proyecto se enfoque en cómo ayudar a la gente que lo necesite. Que pueda mejorar basado en las experiencias de la gente que ayuda. El enfoque de los escritos para este proyecto será acerca de los aspectos técnicos de como construir y utilizar PR-Holonet. Pero en éste trataré de explicar el por qué de este proyecto. 

Este escrito NO será técnico, y todo aquel interesado sólo en esa información puede pasarlo por alto. 

Al criarse con huracanes, uno aprende a tenerles respeto. No le deseo un huracán a nadie. 

Durante el paso del huracán Irma, ayudé a papi a preparar la casa. El tuvo que viajar a Puerto Rico a ayudar a mi abuela y tía, y yo me quedé con mis hermanas. Fue una situación tensa e intensa, pero gracias a Dios todo salió bien. El huracán no pasó directamente por Puerto Rico y mi familia lo sobrepasó bien. Pero los huracanes no son sistemas que afecten sólo a unos pocos, y Key West no tuvo tanta suerte. Después de Irma, pensé que ese era el fin de la temporada, que las probabilidades de otro huracán fuerte eran pocas. Después de todo, ese era el segundo huracán fuerte de la temporada luego de Harvey en Houston. 

Una semana después apareció María. Puerto Rico suele tener suerte al tratarse de huracanes fuertes. Por lo general tienden a pasar suficientemente altos o bajos como para no impactar la Isla directamente. Pero María me llenó de un terror que surge de la impotencia ante la naturaleza... Una semana luego de ver cómo Irma transformó Miami en una nueva pequeña Venecia, habíase aquí un huracán categoría 5 con intención de visitar directamente a Puerto Rico. Una semana y media después de Irma, María barrió la Isla...

No sé si pueda explicar en plenitud lo que uno siente ante una situación así. En general, cuando ocurren situaciones malas en Puerto Rico uno se queja. Pero luego que lo procesa es manos a la obra y a trabajar porque al final del día nadie hace las cosas por uno. Somos responsables de moldear el futuro con nuestras manos. Luego de María, tenía cierta esperanza de empezar a escuchar la gente quejándose. La tiraera de culpa de un bando a otro que, aunque no es ideal ni productiva, tiende a señalar que la Isla se esta movilizando a reestablecer la normalidad. 

Los Puertorriqueños somos alborotosos y felices. Hablamos "hasta por los codos". A veces hablamos un tanto de más, jeje, pero así somos. Mi esperanza era escuchar a la gente, aún si era quejándose. Porque significa que las cosas están malas, pero nunca tan malas como para no sacar el tiempo para quejarse. Como decimos en Puerto Rico, "pudo haber sido peor", esa era la esperanza mía para el mejor escenario posible ante el impacto de este huracán. 

Sin embargo, después de María... Nada. 1.5 meses de nada. Un ensordecedor, aterrorizante, vacío lleno de nada... De la misma manera que uno reconoce la seriedad de una conversación con una pareja, o amigo, o familiar por la abundancia con la que se comparte el silencio; así mismo fueron desconectadas de el resto del mundo 3.4 millones de voces. Durante esa primera semana luego de María no había energía eléctrica, ni agua potable, ni comunicaciones, ni gasolina, ni carreteras, ni supermercados y, en el caso de muchos, no hubo hogar. Esto se extendió a la semana próxima, y luego la otra, y la otra, y la otra... A seis meses del huracán, todavía es la hora que no hay un sistema de generación eléctrica estable o completamente operacional. Entiendo perfectamente que son muchos los factores que condujeron a este estado. Pero el hecho de que ésta sea la situación actual, que el proceso de restauración no se haya completado, al sol de hoy y a dos meses de la próxima temporada de huracanes sólo hace mas relevante la magnitud y escala del daño. Ésto ha sido una situación de crisis a gran escala, quizás hasta de proporciones de crisis humanitaria.

Cuento con la suerte de tener amistades que me sacaron del estupor inicial temprano luego del huracán. Inmediatamente comenzamos a conectar con otros puertorriqueños para ver cuál era la mejor manera de ayudar. Establecimos colectas de comida y artículos de primera necesidad. Indagamos a través de todos nuestros conocidos para encontrar gente que pudiese ayudar: camioneros, pilotos, gente que trabajara en aerolíneas que nos donaran espacio de maletas en los vuelos, aerolíneas locales que nos pudiesen donar vuelos, compañías que nos donaran contenedores de embarque, compañías que nos donaran barcos para transportar esos contenedores; y todo ésto para asegurarnos que la ayuda que enviáramos llegara directo a las manos de la gente que lo necesitaba. Se escribieron notitas en los artículos para que nuestra gente supiera que los tenemos presente, que importan, que no los olvidamos, que los amamos. La necesidad de hacer algo ante esta emergencia unió extraños y creó nuevas amistades y conecciones. Al final del día se encontraban personas de todo tipo de profesión echando chistes porque sin querer queriendo terminamos convirtiéndonos en expertos en logística y transportación. Hago hincapié en que estábamos echando chistes, porque en Puerto Rico se aprende que ante la adversidad puedes quejarte y cruzarte de manos o echar un chiste, reírte y meter mano para salir adelante. Y en Puerto Rico se ríe mucho. 

Si algo he aprendido de María es que como individuos somos pequeños pero NO impotentes. Aprendí que la esperanza es un sentimiento que une a la gente. Y que esos lazos que crea permiten que podamos enfrentar la adversidad juntos. Así sea buscando la manera de enviar 5,000 lbs de equipo médico a la Isla, o ayudando a enviar equipo de comunicación VSAT a Vieques (una isla-pueblo de Puerto Rico). O confiándole el prototipo inicial de PR-Holonet a un nuevo amigo que sólo has conocido por 24 horas en un "hackathon" literalmente en la otra esquina del país porque él se identifica con el proyecto y quiere ayudar. He visto todo tipo de personas, totalmente extraños entre sí, trabajar juntos bajo la esperanza y el deseo de ayudar a que las cosas mejoren. Para el bien de sus familias y el de las familias de ésos a los que acababan de conocer. 

Así de intimidante como ha sido toda esta experiencia, he tenido la suerte de conocer un grupo único de personas comprometidas y líderes a quienes tengo el honor de llamar amigos hoy día. Con ellos co-fundé el grupo de ayuda Puerto Rico De Pie (Puerto Rico Stands) para ayudar a una comunidad de líderes en el sector Maná en Barranquitas, Puerto Rico. Me quito el sombrero en admiración ante esta comunidad de líderes que con convicción y esperanza han hecho su misión asegurar que se puedan recuperar de los estragos de María. 

Me consta que mi situación no es única. Me consta que no soy el primero ni seré el último en pasar por una situación igual o parecida a ésta. Pero éste fue mi momento de aprender. Éste fue mi momento de poder darle algo de vuelta a la Islita que me crió y me dió mis valores. He aprendido que ante los retos más grandes, la esperanza compartida cuando va de la mano de la acción resulta en la base para un mejor futuro. Estos retos te ayudan a encontrar fuerza dónde no sabías que existía.

PR-Holonet surge porque en el tiempo en que vivimos, que se destaca por la variedad y el fácil accesso a medios de comunicación, me niego a pensar que toleremos la pérdida de vida humana por falta de comunicación. Ésto es inaceptable en este país. Ésto no debería pasar en el resto del mundo. Punto y final. 

Éste es mi granito de arena para ayudar cuando en el futuro surjan otros Irmas en Key West, Harveys en Houston, y Marías en Puerto Rico. Es mi mejor esfuerzo para sembrar la semilla de un sistema de comunicación accesible  que aisle la infraestructura de comunicación de la zona afectada por un desastre natural. Este esfuerzo es, por demás, mi intento de sembrar la semilla que incluya en los procesos de recuperación el factor más importante para salir victoriosos, la gente afectada. 

La esperanza une las personas y permite tomar acción ante la incertidumbre. Nos hace mejores. Nos hace más fuertes. 

Cultivemos La Esperanza. 


Esta viejita es mi abuela de 98 años. Es una piedra y es mi héroe. De ella no escucharás una queja. Nunca. Y nunca saldrás de su casa con hambre. Ni si quiera 6 meses luego de un huracán sin electricidad. Ella y papi me han enseñado a trabajar duro y luchar por lo que creo. Y doy lo mejor de mí para ser así.

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